domingo, 2 de agosto de 2015

Aporte de la Comisión de Participación Ciudadana al Congreso Ideológico de Revolución Democrática

Aun cuando dejé de militar en RD antes de constituirse en partido fui parte de la comisión que redactó el siguiente documento que aquí público íntegro y me tocó exponer a finales de 2014 en el congreso ideológico el contenido de este documento.

Quo Vadis RD
Desde el Crisis Participación...a la Revolución Democrática
(Aporte de la Comisión de Participación Ciudadana al Congreso Ideológico de Revolución Democrática)
"Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza." Antonio Gramsci

PRESENTACIÓN
El documento que presentamos, tiene por objetivo entregar una visión de cómo asumir, entender y posicionarnos como movimiento político, respecto del tema de la participación ciudadana, dándonos un rasgo distintivo como actores políticos, en torno este tema y en nuestras definiciones ideológicas, en torno a nuestra acción política interna, nuestro accionar político en el colectivo social o en función de, por ejemplo, uno de los grandes desafíos de participación que tendrá Chile en los próximos años, en proceso tan relevantes para nuestra nueva democracia, como lo debe ser el impulso a una Asamblea Constituyente.
Nuestro aporte consiste, en proponer de manera directa, una serie de enfoques básicos, a ser discutidos al interior del Movimiento en el marco del proceso de nuestro Congreso Ideológico.


Nuestra principal inspiración , esta dado, por la creencia de que la participación ciudadana, entendiéndola como un principio o un valor político, que debe orientar nuestra acción política, en el desarrollo de los múltiples ámbitos del quehacer soberano y ciudadano, y en el trabajo e impulso que demos y aportemos al desarrollo de nuestros espacios sociales, locales e institucionales, reflejando en nuestro actuar político, nuestro convencimiento, trasuntado en nuestras propuestas, de que asumimos a la participación ciudadana, como un derecho soberano fundamental y un prerrequisito esencial para el ejercicio de otros derechos. Lo anterior expresado en diversos mecanismos que permitan el accionar de los soberanos y de los ciudadanos, en la esfera de lo público, lo social, lo comunitario y, por qué no, también en el mundo de lo privado.

De igual forma, parte de la motivación central de nuestro escrito, se basa en lo que entendemos como una responsabilidad política ineludible, respecto de la necesidad de reflexionar desde nuestra experiencia concreta como Movimiento Político, desde nuestra praxis, en donde estimamos que nuestro devenir cotidiano ha expresado nítidamente el reflejo de lo que ocurre con la sociedad en su conjunto, respecto de la crisis de participación, que genera desafección de parte de los soberanos, la abstención de los ciudadanos en los procesos de participación representativa, la falta de credibilidad en las instituciones del quehacer democrático y por ende el debilitamiento creciente de nuestro sistema democrático. Que mejor reflejo interno de lo anterior, es la altísima abstención de los miembros activos en la aprobación final de nuestros estatutos. No sería por tanto, natural esperar que un movimiento nuevo, fresco y joven mostrara nuevas realidades en torno al tema de la participación.


¿Somos distintos?, ¿Estamos haciendo las cosas bien en términos de nuestro espacios de participación?, ¿estamos permitiendo la expresión amplia de todas las opiniones, sentires y pareceres de la diversidad de los miembros de RD?, ¿estamos generando innovadoras formas o expresiones nuevas para el desarrollo de la participación política?...


Creemos definitivamente que no, porque si bien es cierto nuestras prácticas son mucho más frescas y abiertas que la mayoría de los mecanismos que utilizan del resto de las colectividades políticas tradicionales, no estamos dando cuenta de la creación de espacios que nos lleven a ser referentes al momento de querer Revolucionar nuestra Democracia. Los niveles de participación en frentes comisiones y territorios, así como en los procesos electorales internos así lo demuestran. Por tanto compañeras y compañeras, no da esto para referir lo anterior como una crisis definitiva, sino que más bien para entender, que de lo tradicional poco o nada se hace recomendable de seguir copiando o “recauchando” en términos de la crisis de representación que son duda esta caracterizando a la democracia representativa, que ha regido el devenir de nuestra sociedad occidental los últimos 200 años y, por tanto, debemos entender que estamos empezando nuestro tránsito hacia procesos que deben ser mucho más amplios, líquidos y abiertos en pos de un sistema político que está aún por construiré y, que en nuestro caso, queremos aportando a crearlo desde la épica y notabilísima causa, que es querer Revolucionar la Democracia.


Porque estamos recién partiendo, debemos hoy poner alerta en torno a estos problemas internos de participación y aportar con ideas, reflexiones, propuestas y formulas, que ayuden a propiciar una democracia más participativa, en nuestros entornos cotidianos, comunitarios, sociales, locales, regionales y nacionales.


De aquí que es válido, preguntarse Quo Vadis RD. . . Hacia dónde vas RD, en términos de resolver el dilema político, teórico y ciudadano, que hoy representa la relación, la disputa o la tensión entre la democracia representativa tradicional y la nueva u necesaria democracia participativa que debemos impulsar. Que queremos profundizar, cambiar, impulsar o revolucionar en nuestro actuar político interno y en nuestra acción política con la sociedad chilena en su conjunto.


Finalmente, en esta presentación queremos comunicarles, que la redacción del presente documento, recoge la pluma y las ideas de varios de nosotros y hemos solo tratado, esperamos con éxito, unirlas de forma coherente para expresar sin censuras y de manera más participativa, la opinión de todas y todos los compañeros que quisieron aportar a este proceso de nuestro Congreso Ideológico.

UN PRIMER PASO EN NUESTRO RECIENTE CAMINAR: LA PARTICIPACIÓN, COMO ELEMENTO CONSTITUTIVO DE LA DEMOCRACIA.


Queremos asumir y promover una Democracia comprendida como aquella fuerza constituyente de la idea misma de Estado, entendiendo que ese proceso de construcción es permanente. De igual forma queremos una democracia que le de sentido y legitimidad a nuestras relaciones. Queremos una democracia en la que seamos capaces de reconocernos, a nosotros mismos y a nuestra comunidad.


Soñamos una democracia que viva en nuestras acciones, en nuestra experiencia cotidiana. Una democracia nuestra y limpia, esplendorosamente desnuda, fiel y fecunda, que por propia y querida será cuidada por todos y cada uno de nosotros -y cuidará ella misma de- nuestras hijas, hijos y nuestros nietos.
La revolución a la que aspiramos, en este sentido, pasa por poner en acción una permanente actualización de los principios, modelos, mecanismos e instrumentos que nos permitan potenciar el ejercicio de la ciudadanía, en tanto soberanía ciudadana.


Pensamos también en una democracia que asume y profundiza el compromiso con prácticas concretas que se van internalizando progresivamente, hasta hacerse constitutivas de nuestra identidad, lo que nos permite caracterizarla como una democracia cultural. Concebimos este cambio, esta revolución, a partir de la "revolución de sí mismo”, de la acción transformadora sobre nuestras propias vidas, de modo de alcanzar en este proceso -que es al mismo tiempo personal y colectivo- una democracia que se manifieste ya no sólo como discurso, sino como verdaderas prácticas culturales, como un modo de vida que nos permite democratizar nuestra experiencia de lo cotidiano.


En este sentido, queremos asumir el principio de la Participación, como un valor permanente de todos nosotros. Participación que no se limite al ejercicio periódico del voto, sino que inspire nuevas formas de relaciones cotidianas, que ayuden a construir una democracia social, siendo conscientes de nuestra historia reciente afirmando que la reflexión sobre esta nueva democracia, surge inspirada por los movimientos sociales que, desde el 2006 y con mucha decisión a partir del año 2011, han puesto en crisis el estado actual del país a partir de poner en la primera línea del debate preguntas sobre la educación, la regionalización, los conflictos medioambientales y el necesario debate entre la evolución de una democracia representativa a una democracia más participativa.


Aspiramos a una nueva forma de apropiarnos del destino de nuestros barrios, de nuestras ciudades y regiones, de nuestro país. Esta apropiación busca potenciar una percepción de "profundidad de campo”, que complejice nuestros análisis, desde nuestras percepciones, hipótesis, pero por sobre todo trabajo en terreno, entre nuestros pares y los otros cientos de actores que componen el tejido social, de manera de reconocernos como "legítimos otros” , en el ejercicio compartido de la participación, permitiendo reconocernos a nosotros mismos, a la comunidad, como un fondo que da sentido, acompaña y conduce nuestras prácticas participativas y los procesos de representación que impulsemos.


En consecuencia, debemos asumir que la sociedad civil constituye el patrimonio sociocultural de la democracia. Ella se opone al totalitarismo de Estado y al totalitarismo del mercado. La sociedad civil, en cuanto expresión de la ciudadanía organizada y participativa, es un espacio de pluralidad política, religiosa e ideológica. Por ello debemos considerar a la sociedad civil como una fuerza ética, profundamente identificada con los derechos humanos, capaz de controlar los abusos de poder y a la vez contribuir, desde a diversidad de nuestra sociedad, especialmente desde el mundo popular, a definir los objetivos y la acción del Estado, que nos permita transitar desde una democracia representativa a una democracia cada vez más participativa.

LAS TRES REVOLUCIONES A TENER PRESENTE EN ESTE CAMINO REVOLUCIONARIO DEMOCRÁTICO

Nuestro desarrollo y crecimiento como Movimiento Político, se debería sustentar en Tres Revoluciones, como paradigmas de nuestros principios en materia de Participación Ciudadana:
E3 Una comunidad que se proyecta en el Estado:
Los diagnósticos que hemos esbozado sobre la realidad política y social de nuestro país son, hasta ahora, convergentes. El sistema político y su modelo de desarrollo no ofrecen posibilidades legítimas para la realización de todas las personas por igual. La crítica involucra la crisis de representatividad, la carencia de espacios de participación, la concentración geográfica del poder, la distribución extremadamente desigual de la riqueza, los dispares filtros de acceso a derechos básicos como salud, vivienda o educación, entre muchos otros, así como sus injustas diferencias cualitativas.
Desde este diagnóstico como punto de partida, reconocemos que la reunión de los seres humanos en comunidades es el antecedente fundador de los sistemas de organización social, los que han adquirido variadas formas a través de la historia. Cada uno de esos modelos respondió a su época y a las condiciones de vida y experiencia de esos grupos. En nuestro caso, identificamos en y desde nuestra historia la intención de construir un Estado como estructura político-jurídica, social, económica y cultural para organizar nuestras existencias.
El Estado chileno ha sido construido y definido, por cierto, a través de una historia de solidaridades y también de conflictos entre los diferentes grupos que participamos de él. Y destacamos esta doble perspectiva, ya que no nos son indiferentes los conflictos de poder entre los diferentes grupos que constituyen nuestra sociedad, y también reconocemos las deudas para seguir integrando a sectores que históricamente han sido ignorados, reprimidos o violentados en el pasado y, en muchos casos, aún hasta el día de hoy. Pero también nos reconocemos en la solidaridad, en la generosidad y en los sueños de aquellos hombres y mujeres que han contribuido con sus lágrimas y sonrisas, con sus sueños y esperanzas, a movilizar una y otra vez una consciencia y una voluntad por construir un mundo mejor para todos y cada uno de nosotros. Esa historia también es nuestra historia.

Una posible perspectiva para la comprensión del siglo XX chileno puede ser aquella que describe el proceso inaugurado con la Constitución de 1925 e interrumpido por el golpe de estado de 1973 y la posterior dictadura cívico-militar, como un proceso basado en dos aspectos fundamentales: la búsqueda progresiva de la construcción de un sistema democrático -signado por cierto con sus desvíos, sus desviaciones, sus tropiezos- y el de un esfuerzo nacional por alcanzar progresivamente mayores grados de justicia social.
Comprender la perspectiva de ese doble esfuerzo histórico como parte de un proyecto nacional, de democracia y justicia social, ayuda a aquilatar la profundidad del quiebre histórico encarnado en la mañana de ese martes 11 de septiembre, y los diecisiete años posteriores de dictadura y horror. Así, un autor como Garretón llegará a decir que:

"No hay futuro para Chile si no hay una re-laboración colectiva de su pasado, porque los países son su historia y el modo como la asumen frente a las nuevas circunstancias que esa misma historia y otras historias van creando. [...] Como país, nuestras vidas y la de nuestros hijos y nietos, no existen sin referencia al hito fundante de nuestra época: el golpe y la dictadura militares y sus legados”.

Ahora, en el contexto de nuestro tiempo presente, nos resulta necesario y urgente que desde la ciudadanía el Estado vuelva a ser pensado, comprendido como mediador, garante y facilitador de una serie de derechos que constante y dinámicamente estamos definiendo como fundamentales para nuestro pleno desarrollo como seres humanos.
Deseamos reconocer en la soberanía popular, es decir, en la reunión y el diálogo de todas las soberanas y soberanos - no solo de la calidad jurídica de ciudadanas y ciudadanos - la fuente de soberanía del Estado. Y a la vez, necesitamos recordar permanentemente que este Estado es un concepto y una experiencia en permanente re-definición, en evolución, tratando de alcanzar formas que den una mejor cuenta de las necesidades y esperanzas del pueblo que lo constituye como origen y también como sentido.

No creemos en un modelo de Estado definido de un modo estático, cerrado e idealizado, elevado a un estatuto de verdad revelada que termine consolidando las injusticias que permanentemente detectamos en la vida social, o que pueda ser cooptado por alguno de los grupos que lo conforman para terminar siendo utilizado como una herramienta de discriminación, de segregación o de naturalización de las desigualdades en favor de pequeñas minorías.
Reconocemos que las complejidades del mundo que nos toca habitar obligan a buscar mecanismos de administración, regulación y representación para permitir el pleno desarrollo de nuestras vidas al interior de esa imaginada comunidad que llamamos Chile.
Pero nos rehusamos a aceptar el estado actual de las instituciones que definen nuestra democracia.
Por más complejo que parezca el esfuerzo, necesitamos volver a pensar en el origen y expresión del derecho soberano, de las instituciones de gobierno y de los mecanismos que mantienen viva la relación entre esos órganos de representación, así como la responsabilidad que importan los derechos y deberes de cada uno de nosotros, en tanto ciudadanos y ciudadanas.
E3 La Democracia, entendida como una Experiencia Cotidiana:

A toda definición política subyace una dimensión ética que involucra una concepción particular del ser humano, del tipo de relaciones sociales que son públicamente aceptables y de las reglas o lógicas que ordenan dichas relaciones.
Si esta premisa es aceptada por nosotros, no es factible pensar un proyecto político y transformativo si no son cuestionadas las concepciones básicas sobre las que el actual modelo se funda. Esto es, pensarnos a nosotros mismos como parte de un proyecto político transformativo radical.
Por lo tanto, escoger ese camino de transformación radical es escoger ningún camino pre-definido. La metáfora del caminante que hace camino al andar nunca fue más apropiada para describir un momento político como el actual.
La transformación de la que hablamos alcanza, entonces, los límites del contrato social y tiene la pretensión explícita de refundarlo. Pero en otro sentido, la transformación política es cultural y su horizonte solo está limitado por nuestro lenguaje y nuestras acciones.
En este sentido, pensamos el Estado como la proyección de un ejercicio de democracia social y cultural ya que, como se ha dicho, se funda en la participación permanente de todos nosotros. Participación que no se limita al ejercicio periódico del voto, sino que inspira nuevas formas de relaciones cotidianas, por eso decimos que es una democracia social. Y también social porque tratamos de ser conscientes de nuestra historia, y recordamos que la reflexión sobre esta nueva democracia surge inspirada por los movimientos sociales que, desde el 2006 y con mucha decisión a partir del año 2011, han puesto en crisis el estado actual del país a partir de poner en la primera línea del debate preguntas sobre la educación, la regionalización o los conflictos medioambientales.
Pensamos también en una democracia que asume y profundiza el compromiso con prácticas concretas que se van internalizando progresivamente, hasta hacerse constitutivas de nuestra identidad, de nuestras acciones y prácticas cotidianas, lo que nos permite caracterizarla como una democracia cultural. Concebimos este cambio, esta revolución, a partir de la "revolución de sí mismo”, de la acción transformadora sobre nuestras propias vidas, de modo de alcanzar en este proceso -que es al mismo tiempo personal y colectivo- una democracia que se manifieste ya no sólo como discurso, sino como verdaderas prácticas culturales, permanentes, diarias, habituales, en una frase: como un modo de vida que nos permite democratizar nuestra experiencia de lo cotidiano.
Aspiramos a una nueva forma de apropiarnos del destino de nuestros barrios, de nuestras ciudades y regiones, de nuestro país. Esta apropiación busca potenciar una percepción más profunda, de nuestras aspiraciones, necesidades y aspiraciones colectivas, como sustento del respaldo que damos a nuestros representantes, pero que a la vez nos haga conscientes y nos permita, reconocernos a nosotros mismos, a la comunidad, a los soberanos reales de la democracia, como un fondo que da sentido, acompaña y conduce esa participativa representación.
Para construir esta democracia participativa, integrada, representativa a la vez que responsable, es fundamental relevar y resaltar estrategias, prácticas y mecanismos que permitan concretar este objetivo.El Pensar y desarrollar a la Democracia Participativa, como un Proceso Permanente de Educación Ciudadana:
Consideramos que en el imaginario de la ciudadanía, la transición como proceso y etapa histórica simplemente ya no sirve. Ha agotado sus posibilidades de dar cuenta de la realidad y ha fracasado en su promesa de construir una sociedad mejor.

No queremos caer en simplificaciones que nos lleven a juzgar irreflexivamente el contexto histórico que determinó las características del periodo que siguió a la dictadura. Por el contrario, creemos firmemente en la necesidad de volver a considerar los hechos, hasta comprenderlos del modo más integral posible, superando el déficit de información y educación cívica, necesarios para entender y comprender en un contexto histórico y de futuro, el desarrollo y consecuencias que han tenido estos procesos, en nuestras formas de vida actuales, marcadas por un fuerte individualismo, falta de cultura política y preocupantes y crecientes niveles de una baja participación de la comunidad en los procesos de su entorno cotidiano y de las decisiones democráticas que marcan o definen el devenir del país.
Es por tanto necesario, redefinir las nociones de democracia y participación entre nosotros, comprendiendo tanto su dimensión social y cultural. En consecuencia, el proyecto de país que comenzamos a delinear entre todos, que intentamos soñar juntos, implica transformaciones que exigen de todos nosotros comprender estos déficits, compartir más información, saber más, comprender más y aprender más, día a día.
La democracia que vislumbramos como proyecto nacional, tiene una característica particular que deseamos relevar en este documento de trabajo para ser compartido, pensar una nueva democracia que se funde sobre un proceso permanente de educación ciudadana y de manera participativa. Queremos decir que la democracia misma la comprendemos aquí como un proceso de formación permanente.
Pero es necesario aclarar tres consideraciones, para expresar el sentido que nosotros reconocemos detrás de esta idea:
       En primer lugar, la democracia a la que aspiramos la hacemos todos, y entre todos. La ciudadanía es por cierto una condición inherente a cada ciudadano y ciudadana, pero su ejercicio no es una capacidad que se desarrolle espontáneamente. Por un lado, requiere de ese proceso en el que nos completamos gracias a la presencia del otro, a la experiencia del otro. A la socialización y la participación dentro de las dinámicas de nuestra comunidad. Por otro lado, demanda la capacidad de encarnar consciente y activamente, participando y activando nuestro rol de constructor de la sociedad.
       Además, es necesario recordar que estas comunidades no son espacios abstractos, homogéneos e ideales. Las comunidades a las que pertenecemos están conformadas por grupos que reconocen -y defienden- sus propios intereses. Y al decir esto, asumimos que algunos miembros de nuestra comunidad, algunos miembros de la sociedad, no están interesados o de acuerdo con que otros ejerzan esta democracia.

       El proceso de participación democrática que proponemos como identidad para nuestro movimiento debiera considerar entre sus objetivos centrales el identificar las características de cada territorio como nivel de acción local. Desde ese reconocimiento, podrá a la vez trabajar en potenciar las propias prácticas democráticas, y a la vez intentar articular relaciones fluidas con aquellos ciudadanos que -por diversas razones- han visto disminuida su capacidad de ejercer ese poder, ya sea por dificultades materiales o porque ignoran o no identifican en ellos mismos esa potencia originaria.

Estas definiciones buscan fomentar el empoderamiento de la ciudadanía, en un proceso de educación política y cívica permanente, para hacer que comprendamos y nos comprometamos con la corresponsabilidad que nos cabe en la acción y discusión pública, aquí el ejercicio de diferentes mecanismos de participación de dan sentido y crean conciencia de derechos, deberes y prácticas afines, para construir una real democracia participativa, tanto en el ámbito comunitario local como en el de una acción política de alcance nacional. En este sentido, otro de los objetivos de la educación ciudadana, comprendida como la comprendemos aquí, es el de re-encantar a la ciudadanía con lo político, redescubriendo el poder soberano del actuar ciudadano.
Nos parece muy relevante agregar, además, que en esta propuesta la educación no es comprendida como un proceso vertical, de arriba hacia abajo, o que suponga una relación de abismal separación entre los "sabios” y los "ignorantes”. Pensamos más bien en un proceso horizontal, que circula en todos los sentidos y que se alimenta mutuamente.

Pensamos a un/a adherente de Revolución Democrática como alguien que entiende y asume la responsabilidad de aprender cada día más, y de poner a disposición de sus vecinos aquella información ausente de la experiencia cotidiana de la ciudadanía. Pero ello no implica sólo transferencia de contenidos, sino que además la capacidad de escuchar a su contexto local -barrio, junta de vecino, espacio laboral, etc. - y de incluir en el debate esos aportes.
Revolución Democrática debería definirse, precisamente, por reconocer la capacidad crítica y de razonamiento en la ciudadanía, siempre, como se ha dicho, desde una relación horizontal y nunca vertical.
Entendemos la educación ciudadana no como adoctrinamiento, sino que como una práctica de pedagogía democrática permanente que implica un intercambio de informaciones, definiciones y puntos de vista a partir de los cuales los ciudadanos tendremos libertad para decidir, pero a la vez de participar en la construcción colectiva de lo social lo comunitario y el espacio de lo público en sus diferentes esferas.


ALGUNAS REFLEXIONES RECOMENDABLES, EN EL PROCESO DE DEBATE IDEOLÓGICO, EN TORNO A NUESTRO ACCIONAR REVOLUCIONARIO EN DEMOCRACIA Y EN TORNO A LOS DESAFÍOS POLÍTICOS QUE TENEMOS COMO MOVIMIENTO.


E2 En torno a la Democracia
Desde el origen de la democracia moderna, se ha pasado por estadios diversos, entre ellos la democracia censitaria, que discriminaba en base al poder económico y la propiedad terrateniente entre hombres, únicos con derecho a voto, al producirse el cambio que implicó la participación de las mujeres y de los sectores marginados, generó el cambio a la democracia representativa. El carácter representante abrió espacios de participación que se desarrollaron en el tiempo, pero el carácter elitista de la cúpula que dirigía los poderes del Estado se ha mantenido y exacerbado hasta nuestros días, si bien han existido intentos de cambiar esta realidad a lo largo de nuestra historia, han sido suprimidos por la fuerza, la violencia y el exterminio, generando procesos de reconstrucción lentos, de fuerzas sociales que han ido asimilando los errores cometidos como parte del proceso histórico, en una memoria colectiva que está actualmente dentro de un ciclo de despertar, de toma de conciencia y de paso a la acción y a la protesta.
Este es un fenómeno que no es para nada exclusivo de Chile, sino que es un fenómeno de carácter global.
La democracia representativa tiene como fundamento esencial que el representante una vez elegido, tiene un margen de acción y autonomía absoluto, durante el periodo de tiempo por el cual fue elegido, no informa ni responde de sus decisiones ante una base inexistente, por el nulo diálogo efectivo y real entre ellos, visto esto dentro del contexto del sistema en su conjunto y las exigencias y responsabilidades efectivas que se le imponen al representante, el único reproche político se produce al momento de la reelección y los únicos procesos de responsabilidad política se producen en los procesos ante ilícitos manifiestos.


E3 En Torno a la Representatividad
Las conquistas sociales que se han logrado, en base a la acumulación de fuerzas sociales y políticas a lo largo de la historia de nuestro proceso democrático, han ido quedando como recuerdos, en donde el ejemplo más claro es la actual constitución que nos rige y consagra derechos corporativos y privados para realizar negocios con las necesidades sociales, por sobre los derechos sociales de las personas.
La incorporación de la participación soberana directa del pueblo es una aspiración sentida del nuevo ciclo político en el que nos movemos. La crisis de representatividad se manifiesta en un descontento dentro de un proceso de protestas, que exigen cambios, pero no han generado herramientas ni modelos alternativos para la solución de los conflictos que genera la crisis de representatividad. La fuerza social emergente plantea reivindicaciones, y dentro de este contexto va surgiendo un germen de conciencia de exigir el derecho de la inclusión y participación efectiva de un pueblo que por derecho es soberano y detenta el verdadero poder político en el que se sustenta teóricamente la representatividad.


E3 En Torno a la Asamblea Constituyente
El primer paso dentro de esta toma de conciencia social, lo conforman los procesos de movilizaciones sociales, el segundo paso está constituido por el trabajo de la avanzada política de sectores ciudadanos que ha detectado un camino de solución frente a un problema concreto; el cambio de constitución vía Asamblea Constituyente (AC).
El surgimiento de la conciencia de un cambio de paradigma, la creación de herramientas políticas y la necesidad de un modelo alternativo, es el proceso en el que estamos transitando. No existe una conciencia social nacional del tema, dado que el germen del nuevo paradigma ha surgido y se está creando e inventando en este momento, por lo tanto no existe, ni está socializado, siquiera dentro del componente revolucionario activo que lucha por la idea de una AC
La demanda por una AC abre esta arista de creación de una democracia participativa y directa. Es un proceso que aún no existe en nuestro contexto país, pero que debe imaginarse, que está en formación, buscando las formas para hacerse realidad y que entra en contradicción con la forma en que las cúpulas están acostumbradas a ejercer el poder.
Para que la comunidad, el pueblo, pueda llegar a consolidar una situación diferente en el futuro basada en la soberanía popular, se requiere inventar nuevas formas de participación colectiva. Es un proceso cultural y político.

E3 En torno al Rol del Estado - Comunidad

Para que la comunidad se vea reflejada en los órganos que dicen representarla y se sienta realmente proyectada socialmente en el Estado, se requiere crear una experiencia política y social en base a una democracia entendida como una experiencia cotidiana.
El reencuentro de la comunidad en la solución de sus problemas sociales, asumiendo ella misma la responsabilidad del cambio, es parte del nuevo proceso cultural. La responsabilidad del Estado con la comunidad requiere la generación de procesos permanentes de educación ciudadana, de manera de generar con el tiempo procesos cada vez más responsables por parte de la comunidad en la creación de los procesos públicos sociales.

El En torno a los Mecanismosde Participación
En este sentido los procesos meramente formales de participación ya no tienen espacio de legitimidad para seguir perpetuándose dentro de un nuevo paradigma de democracia participativa y directa. Los espacios de consultas impositivas de procesos técnicos que sin hacerse responsables de la educación de las masas en los mismos, exigen su presencia formal para validar en procesos breves y acotados de tiempo; la legitimación de políticas públicas que no tienen un origen en la deliberación y participación real y efectiva de las masas; están cargados con un componente de ilegitimidad y falta de diálogo y consenso con la comunidad, que se ve reflejada en la legalidad que va construyendo la experiencia cotidiana del pueblo.
Al no existir una verdadera soberanía popular; ni reales y efectivos procesos participativos asumidos como responsabilidad del Estado para con la comunidad, la democracia representativa va mostrando todas sus contradicciones ya que no permiten al pueblo actuar en igualdad de condiciones en la esfera pública, y sin ese elemento no es concebible una democracia real, enmarcada dentro de las demandas de democracia participativa y directa por parte del pueblo.
Algunas recomendaciones y comentarios necesarios, desde las últimas contingencias internas, para expresar cómo estimamos se puede llegar a la Democracia Participativa-Directa en nuestro Movimiento

Para poder hacer el nexo real entre la democracia participativa y el paso a una democracia participativa y directa se requiere crear nuevas formas y herramientas de representación. Los elementos, en disputa se encuentran expresados en la contradicción entre el carácter de la representación como tal y las vocerías. Superar esta contradicción implica mantener los elementos positivos de ambas instituciones y suprimir los negativos, reformulando en unidad ambos elementos para crear una nueva relación política, los dos elementos más puros y en contradicción esencial, están representados por la contradicción entre la representación política y las vocerías.
Las vocerías implican un diálogo directo con las bases, pero tiene el inconveniente que el mandato, dado al vocero, tiene que refrendarse continuamente con la bases dentro de los procesos de negociación política, lo que retarda y le quita dinamismo a una actividad que está presionada por tiempos que muchas veces no dependen de ella misma.

Si a las vocerías se le incorporan algunos elementos de representación, el fenómeno cambia. Las bases establecen un mandato y con ello un límite y un margen acotado de responsabilidad al vocero, mandato dentro del cual este se puede mover libremente, otorgándole las facultades de llevar adelante los procesos de negociación. Entonces se amplía la base de responsabilidad colectiva e individual, ya que, son las bases las que establecen los términos dentro de los cuales el vocero representante puede maniobrar.

Luego, si el vocero representante se sale de esos límites y transgrede el mandato otorgado, el proceso revocatorio debiera tornarse automático, una vez constatada empíricamente la transgresión. La legitimidad de su actuar está determinada por el respeto a la voluntad soberana que representa, así mismo un acuerdo llevado dentro de los límites del mandato obliga y hace responsable directamente a la comunidad o a las bases de lo construido, lo que implica el respeto de una voluntad colectiva que se construye colectivamente.
Estos procesos no son únicos sino permanentes, por lo que las mejoras en base a la experiencia siempre son posibles de realizar, no hay nada que no se pueda discutir o replantear nuevamente, lo que le va dando un carácter cada vez más líquido a los procesos. Siendo estos procesos prácticos parte del proceso educativo con que las masas van adquiriendo la experticia para solucionar sus problemas sociales, es decir el error es una posibilidad dentro del proceso de aprendizaje social.


El Respecto de los Estatutos

Este carácter no se encuentra definido en los actuales estatutos y tampoco en los antiguos, sin embargo se encuentra implícito faltando sólo el acuerdo político colectivo a la interna, para darle una definición concreta y de aplicación inmediata.

La legalidad de los estatutos permite ese margen de acción, y llegar a un consenso político colectivo en orden a definirlos como forma de acción política, aliviando de las bases el continuo desgaste de la coyuntura y la política nacional, y dotando a los coordinadores de un margen para tomar decisiones, que esté enmarcado en el respeto de un mandato dado por las bases que representan.

Este cambio en la relación política, es una obligación y una responsabilidad en el que se entiende el carácter de la revocación, que como principio hemos levantado pero que no ha tenido aplicación práctica alguna.

En este sentido revolución democrática como fenómeno político es observado con atención por parte de la comunidad que espera ver el verdadero carácter que asume el movimiento dentro de la actual coyuntura, al ser un actor político que asume una responsabilidad.

Pero, ¿en qué decanta finalmente en la realidad, si es que somos subsumidos por los actores y las formas tradicionales de la democracia representativa y sus modelos existentes de representatividad?. Necesitamos crear una dinámica que se diferencie de esa oferta política, haciendo realidad en lo cotidiano los principios que se van construyendo del nuevo paradigma de democracia participativa y directa, asumiendo en nuestro actuar en el ahora a la interna, los principios y los sueños que queremos desplegar en la construcción de una revolución democrática de cara al nuevo ciclo político.

Soñar un nuevo modelo democrático y proponer un modelo a seguir por parte de la comunidad, implica un trabajo efectivo de retroalimentación con los actores sociales, esa retroalimentación introduce una variable de indeterminación, ya que esa retroalimentación debería perfeccionar todos los modelos que estamos construyendo actualmente desde los espacios generadores de propuestas. Es decir, nuestras propuestas y la generación de las mismas no pueden considerarse como productos finales a ofrecer a la comunidad, sino que deben perfeccionarse en base a lo que las bases y la comunidad pueda aportar, en procesos colectivos de participación, lo que es un apostolado de educación inmediata hacia las masas y de toma de conciencia social, que es parte del trabajo que hay que realizar, y que la comunidad desde su propia experiencia puede y debe aportar, como debe ser el caso de soñar y crear mecanismos efectivos e innovadores para por ejemplo, la asamblea constituyente, siendo este proceso es un desafío teórico y práctico.

Estamos conscientes que los errores cometidos están enmarcados dentro de un contexto no socializado dentro del movimiento y por lo mismo las críticas al proceso apuntan a su solución en el futuro y a la toma de conciencia, más que a tratar de invalidar el proceso en sí. Es por ello que, en esta instancia y desde esta coyuntura es el congreso ideológico un espacio de reflexión interna oportuno para socializar estos temas.


E3 Procesos Internos RD

Para una participación convocante y masiva, los mecanismos importan, y la manera en cómo se presentan las propuestas de debate y de voto son esenciales para la internalización de los contenidos y el aprendizaje sostenido de éstos.

No obstante, si se exige como responsabilidad de todos los militantes el manejo técnico de las propuestas de debate y el manejo experto del contenido de lo que se vota, (sábana de propuestas), sin asumir también y en forma conjunta la responsabilidad de capacitar y formar a los militantes en el manejo efectivo de estos temas; se reproduce una participación pasiva, observable en una presencia formal del militante frente a procesos que los consideran, pero que no les permite participar en igualdad de condiciones.

La igualdad de condiciones se vincula a la educación y formación del movimiento para con el militante, para exigir legítimamente la responsabilidad del militante en la participación y votación, tal y como sucedió con los estatutos.

El obviar que el proceso termina en un empate real, en donde las fuerzas internas están divididas entre en 52 % de participación y un 48 % de abstención, implica no reconocer que la disputa interna está equilibrada y empatada, por lo que un quórum de aprobación para un elemento constitutivo del movimiento requiere niveles superiores de consenso y aprobación para considerarse legítimos, la validación y legitimación, en base a los modelos clásicos de quórums, esto es el 50 + 1 y criterios que son parte de los modelos clásicos de la democracia representativa, no consideran una base más amplia mínima de consenso colectivo en la discusión y aprobación de lo que viene a ser nuestra constitución, es decir esta es la forma en que llevamos a cabo nuestro proceso constituyente, si lo enmarcamos dentro de nuestra propuesta, si a la interna no somos capaces de hacer un esfuerzo por tomar conciencia de los problemas que estamos reproduciendo de los modelos clásicos de la democracia representativa, iremos pues, reproduciendo el modelo clásico constantemente en otras áreas, reproduciendo así mismo todos sus defectos formales. Aparece aquí, a nuestro juicio, como anacrónico seguir pontificando paradigmas como lo son el 50%+1.

La responsabilidad y participación es del militante con el movimiento y del movimiento con los militantes, en donde la formación y la educación permanente es uno de los principios que esta comisión sustenta como base de la soberanía popular y que el movimiento debe asumir si quiere legitimar procesos y llamar a la participación de sus miembros.


El Lista cerrada bloqueada.

En este sentido la generación de voluntad soberana del movimiento está en entredicho con el concepto de anteponer un programa como fundamento para validar otro elemento con el que estamos en desacuerdo, nos referimos a la incorporación de la lista cerrada bloqueada.

Uno de los buenos elementos que tienen el movimiento en la generación de voluntad soberana es el mandato que emana de los congresos, que establecen límites dentro de los cuales los dirigentes pueden moverse, otro elemento existente que ha sido probado como exitoso en la construcción de voluntad soberana ha sido la integración de listas, el concepto de táctica dinámica y de construcción permanente implica que el desarrollo futuro de las acciones políticas que desarrolla el movimiento ha sido construido en diálogo permanente con las bases.

No existe un programa unilateral impuesto a priori para determinar el curso futuro de acción, ha sido un consenso entre posiciones opuestas, visiones diferentes, que ha creado una tangente de cosas que no corresponden exactamente a lo propuesto en forma íntegra por las posiciones en contradicción. Si bien el proceso puede resultar para muchos algo desgastante, el resultado no ha sido la imposición de una mirada lógica unilateral y ha implicado un devenir fortuito y de carácter impredecible dentro del contexto de la coyuntura en la que nos hemos movido.

El concepto de voluntad colectiva cabe dentro de la lógica de la lista integrada, creada dentro del actuar de la democracia participativa y directa, es un elemento de indeterminación, un principio de incertidumbre, lo que es sano en la medida que no existe ningún actor ni individual ni parcialmente colectivo que posea una bola de cristal, ni el poder para manifestar por sí mismo la conducción de la voluntad soberana colectiva.

Eliminar este factor de la ecuación implica retroceder hacia los modelos clásicos de la representatividad, corriendo el margen de acción hacia un carácter impositivo y jerárquico de la acción colectiva, y que conduce hacia un camino probado dentro de la historia de la izquierda en el mundo hacia autoritarismos personalistas, siendo esa tendencia estructural de ciertos procesos en la izquierda, los que han desembocado en la desaparición de los sistemas que se basaban en el bien común como principio, sin adecuar este fin a la construcción colectiva de la voluntad soberana, libre y empoderada para elegir el mejor destino de la comunidad.

La voluntad colectiva se ha construido hasta el momento en el movimiento siguiendo en forma espontánea estos principios, no en forma perfecta pero en consonancia con un alma o espíritu colectivo, que nos hace sentirnos erredianos.

Por lo mismo planteamos que la integración de posiciones diversas y el debido espacio para que las minorías se vean representadas en la voluntad colectiva y en la construcción de los procesos políticos colectivos, es un valor en sí mismo, que debe ser resguardado por las formas institucionales que nos dotemos, por lo mismo hacemos un llamado al movimiento a meditar sobre este asunto y a reencontrar una fórmula legal que permita en el futuro modificar el reencuentro de la integración en la conformación de listas para ejercer la dirección del movimiento.

Hemos introducido los elementos básicos y fundamentales que como comisión creemos que deben socializarse a la interna y los proponemos para su difusión, debate y conocimiento del movimiento a través de este documento presentado para efectos del congreso ideológico.

Esperamos que la posición de la comisión pueda ser comprendida, en fraternidad, transparencia y respeto, esperando que esta oportunidad de diálogo genere el interés de los militantes en la incorporación al trabajo que estamos desarrollando, que implicará un fuerte trabajo con la comunidad y la creación de modelos replicables a nivel territorial estando actualmente abocados en lo que denominamos las jornadas de activación para la AC, fruto de la creación de estos pilotos participativos, que esperamos generen los modelos replicables para la activación a nivel local, y la toma de conciencia progresiva de la importancia de la Constitución en el desarrollo de la vida cotidiana de las personas y por ende la importancia de la necesidad de su cambio a través de la AC, motivando a las personas a ser parte del proceso de activar a más individuos dentro de nuestra sociedad en pos de un cambio constitucional vía un proceso participativo amplio y democrático.

Nuestra Reflexión Final

Apostar compañeros, por la llamada política más innovadora y convocante del proceso político nacional, respondiendo al llamado de Revolucionar la Democracia, nos parece que es sin lugar a dudas la más llamativa propuesta del escenario político nacional de los últimos 45 años.

Atreverse a concretar desde la lógica "movimientista” de las movilizaciones estudiantiles del 2006 y del 2011, un movimiento político no puede, describirse de mejor forma poniendo énfasis en la lógica participativa de este desafío y de los que tenemos por afrontar, como lo hizo nuestro compañero Giorgio Jackson en nuestro Congreso Nacional del 2012:

"Todos quienes compartiremos este relevante pedacito de historia, en este Congreso fundacional, estamos unidos por la convicción profunda de que el año pasado fue el momento de decir ¡ya no más!, y que este año es el momento de comenzar a darle expresiones políticas a ese descontento. Quienes estamos aquí, no queremos seguir "padeciendo” las políticas, sino construirlas colectivamente. Entonces el desafío está en ser creativos y leer Chile más allá de Dictadura o No Dictadura, de Estado o Mercado. El desafío está en revolucionar todo lo necesario para lograr un Chile más justo, armónico, integrado e igualitario. De allí que repitamos, y sigamos repitiendo, que hay que #crear para creer. Pero ojo, no sólo debemos leer Chile de otra manera, sino que debemos reescribirlo ¿y cómo se reescribe un país? ¿Cómo se redefinen las reglas del juego en un país que se rediseño en Dictadura, colocando candados por todos lados para proteger un modelo económico neoliberal, sumado a una institucionalidad conservadora, carente de cualquier tipo de participación? Uno de los resultados de nuestro referéndum programático, es que creemos que no se puede escribir de otra forma que no sea con la participación de todos los chilenos y chilenas tanto en el territorio nacional como en el extranjero, mediante un proceso de Asamblea Constituyente.”

En estas palabras, creemos se reflejan los anhelos de hacer desde la política, una nueva vía, un nuevo camino, entre todos y de manera participativa y sin exclusión, la realidad de un nuevo Chile a partir de la Revolución de nuestro Sistema Democrático. Es posible, solo tenernos que "crear para creer”, y para que de manera innovativa nuestros procesos participativos, hagan que las altas abstenciones, sean la norma de nuestros procesos políticos internos.

Se puede compañeros, aceptemos las reglas que nos hemos dado sin transgredirlas, pero no las pontifiquemos como los procesos que nos están haciendo más fuertes. Seamos realistas, no nos están haciendo más fuertes, sino que al parecer nos están fraccionando, no solo en lotes, sino que en dos grupos: los que participan y los que no lo hacen porque no se sienten representados. Entendámoslo, algo estamos haciendo mal y los debemos corregir, entre todos.

Partamos haciéndolo desde nuestra democracia interna, dejando de lado justificaciones que solo apelan a las contingencias y "urgencias de los tiempos políticos” y la utilización de las tradicionales y cada vez más obsoletas formas de representación y ejercicios democráticos tradicionales, que dadas las cifras de participación interna, no están resultando.

Proyectemos nuestras innovaciones y nuestros aciertos y, hagámonos cargo, de que debemos, en este camino y en este tránsito, optar por el camino de la democracia participativa, abierta, inclusiva, líquida e innovadora, en donde nadie sobra, más allá de los pergaminos políticos de cada cual. Todas y todos somos necesarios y, por cierto, los mecanismos democráticos en base al paradigma de la participación, es lo que debemos propiciar y profundizar.

Construyamos la historia teniendo presente que somos herederos de una tradición democrática que muchos lucharon por fortalecer y ampliar. Somos hijos de un proceso que empezó a detener y cambiar el Chile construido a sangre y fuego en dictadura y, por tanto, estamos empezando un viaje que nos transformará, como Movimiento, en los padres de la nueva democracia que debemos revolucionar de manera participativa, para que un Chile nuevo sea posible y como escribe el compañero Elicura Chihuilaf en Nuestra lucha es una lucha por la ternura: "Somos presente porque somos pasado y sólo por ello somos futuro...”-

Un abrazo revolucionario y participativo compañeras y compañeros.

Comisión de Participación Ciudadana Revolución Democrática


                      "Al final de este viaje en la vida quedarán, 
nuestros cuerpos hinchados de ir 
a la muerte, al odio, al borde del mar.

Al final de este viaje en la vida quedará, 
nuestro rastro invitando a vivir. 
Por lo menos por eso es que estoy aquí.

                   Somos prehistoria que tendrá el futuro, 
somos los anales remotos del hombre”.
                                                                                                                 Silvio Rodríguez

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